martes, 12 de octubre de 2010

Un Año para Recordar (Marisol Gómez Sánchez)

… Y una lágrima rodó por mi mejilla… Recordaba aquel sueño que me había atormentado por la mañana. ¡Era increíble! Yo, con miedo de decir la verdad. Con miedo de admitir que no era fuerte y que finalmente iba a romper mi promesa… ¿Acaso es tan infernal que te quiera tanto?... Las palabras de Benjamín resonaron en mi cabeza. La persona que más quería ahora me detestaba, ya nada sería igual.

            El cielo nublado, prácticamente gris estaba acompañado de frío. La temperatura era exactamente de quince grados. Los árboles se erguían en la vereda y una brisa convertía mi cabello en algo caótico que sería imposible de desenredar.

            Caminaba por la vereda gris, junto a los árboles. Los primeros ruidos del comienzo del día venían de las casas. Un Mazda rojo se encontraba estacionado en la calle, frente a una casa de color verde.

            Caminé y caminé, hasta la calle María Auxiliadora. De pronto el paisaje cambió, los árboles no tenían hojas, solo se apreciaba el café desnudo. Las puertas del Colegio Parroquial San Miguel se alzaban intimidantes y tenebrosas. Al cruzar su umbral, la tensión se apoderó de mí y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Las dudas sobre el por qué de mi decisión ocupaban mis pensamientos. Y pensé en ellas: Isadora y Fabiana mis mejores amigas. ¿Cómo se los diría? ¿Cómo decir: he decidido largarme y dejar esto atrás, pero aún podemos ser amigas? No podía, sencillamente no podía.

            Sus caras desvanecieron todas las dudas: aún no podía, este no era el momento y no m sentía preparada para su reacción. Tenía buenas amigas, a las que no quería dejar. Ya no estaba segura de las cosas, y tenía miedo de nuevamente equivocarme y dar un paso en falso. Y tenía inquietud. Casi nunca había tomado decisiones por mi, y esta pertenecía a las pocas que podía contar ¿qué ocurría si no terminaba feliz con el resultado?… ¿Acaso las cosas podían ir peor?

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